Joseph Blatter (FIFA) y Jacques Rogge (COI) |
Posiblemente, la crisis que sufrió el país helénico a principios de este año, tuvo sus razones en la organización de los Juegos del 2004. Si hay algo que le interese a los organizadores es que, durante el período de competencia, salga todo bien, pero luego si hay alguna consecuencia, no se hacen responsables.
Esto es un poco como el Gran Hermano que cuenta Orwell. El encargado de controlar. El que nos muestra por la televisión algo que puede, como no, ser real. Por ejemplo, la nena que actuó en la inauguración de Beijing 2008 porque la que verdaderamente cantaba, era fea para exponerla ante millones de espectadores alrededor del mundo.
El COI es a los Juegos, lo que la FIFA a los Mundiales. Bien podría asemejarse uno con otro. La elección de cada sede es siempre una polémica donde el poder de turno está involucrado.
Tanto Hitler en Berlín 1936, como Mussolini en el Mundial de fútbol del ´34, utilizaron a los mismos como propaganda para sus objetivos fascistas.
No caben dudas que un hecho de tamaña importancia es fundamental en cuanto a imagen positiva. Más allá que, luego, la imagen positiva sea, unos años después, una profunda crisis económica. No es nuevo, les ha pasado a muchos países organizadores y va a seguir pasando.
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